Esta práctica, que consiste en sumergirse en la naturaleza con los cinco sentidos, se practica en Japón desde los años 80 para mejorar la salud
«¡Qué estrés tengo!» o «¡no me da la vida!» son expresiones frecuentes en nuestros días. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 59% del personal laboral en España sufre esta tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves. No en vano, las bajas laborales debidas a esta causa se sitúan entre el 30% y el 40%, recoge esta fuente. ¿Puede el individuo hacer algo al respecto?
Algunas empresas niponas ofrecen a sus trabajadores este método antiestrés, en un lugar muy competitivo y con altas tasas de suicidio. Las víctimas certificadas de karoshi -o muerte por exceso de trabajo- se situaban en 2.310 en el año 2015, recoge el Ministerio de Trabajo japonés, mientras que el Consejo Nacional en Defensa de las Víctimas de karoshi elevaba la cifra hasta 10.000 anuales.
En Barcelona está creciendo la demanda de este tipo de dinámicas de empresa para conectar con la naturaleza. Dejando a un lado estadísticas, observas cómo, al cambiar de escenario, los empleados interactúan, bajan el ritmo frenético con el que llegan, se estiran, olvidan por un momento su teléfono móvil, disfrutan del silencio y de los sonidos que rodean la atmósfera, como los pájaros, del aroma a tierra mojada…
Los beneficios, en datos
Mejora la salud y calidad de vida. Una encuesta del Servicio Danés de Salud respondida por 11.238 daneses concluyó que los ciudadanos son conscientes de la relación entre la salud y estar cerca de un espacio verde, especialmente para reducir el estrés.
Reduce la morbilidad. La cantidad de personas que enferman en un lugar y un período de tiempo determinados, en relación con el total de población, se reduce ante la presencia de espacios naturales, refleja un estudio holandés con una muestra de 345.143 participantes.
Disminuye la mortalidad. En Estados Unidos se observó un incremento de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y de las vías respiratorias que coincidía con una plaga que redujo de forma masiva los bosques entre 1990 y 2007 en 15 estados.
Incide en un menor sobrepeso y obesidad. Un informe realizado en Sabadell (Barcelona)entre 3.178 estudiantes identificó una asociación entre el aumento de la vegetación residencial circundante y un 11-19% de menor prevalencia relativa de sobrepeso y obesidad.
Ayuda a mantener la salud cardiovascular. A mayor naturaleza en un radio de un kilómetro de zona residencial, menos enfermedades coronarias presentaba la población holandesa en un estudio poblacional.
Contribuye a la salud mental. Múltiples estudios detallan cómo los entornos naturales y la salud mental presentan una correlación positiva, ya que permiten una recuperación más rápida del estrés fisiológico y psicológico.
Tiene un efecto de soporte y cohesión social que contribuye al bienestar. Un informe realizado en Chicago señaló que los parques urbanos con opciones de recreación y socialización mitigan indirectamente el estrés al fomentar la cohesión social.
Posee un efecto co-terapeuta. Un estudio realizado en Pennsylvania (Estados Unidos) observó que los pacientes ingresados tras una intervención quirúrgica en habitaciones con vistas al jardín se recuperaban mejor que los que tenían vistas a la pared.
Escrito Por: http://www.elmundo.es